Invisible.

Me tapo el cuerpo con este pesado y desteñido acolchado que te tuvo la noche anterior durmiendo. Comienzo a sentir tu olor, lo que dejaste de ti entre estas sábanas. Una primer lágrima cae por mis mejillas y nuevamente todo el mundo comienza a derrumbarse.
Intenté despertarte y que amanezcas con un buen beso y despertar. Pero fue lo contrario.
Lanzaste tus puñales a todas direcciones y todo lo que sentí fue que no sabes dar amor sin dañar al otro. Comencé a plantearme cosas, y a preguntarme si realmente merezco la forma en la que me trataste.
Me duermo de tanto pensar y despierto a las horas con los ojos cansados. Pupilas dilatadas. Y comienzo a sentir el frío de mi alrededor.  Tu frío.  El frío que dejaste cuando saliste de esta cama.
No quiero sentirme intocable, pero tampoco lastimado de tu parte.

Retorno a mi casa y todo lo que quiero es llamarteby correr hacia vos,  como todas las veces anteriores que lo hice una y otra vez. Creyendo que el culpable era yo. Pero esta vez no.
No te llame en ese momento. No sabia que decir. Y me decia a mi mismo: "vamos, vamos... hay un millon de estrellas fuera. Vamos, vamos".
Debía cambiar.  Alguien me preguntó en mi interior,  nuevamente, si lo merecía y me dije a mi mismo: "No, esto merece un cambio.  No perderé tiempo rezando. Vamos a gritar Aleluya pronto". Y dejé de creer que el culpable de todo era yo. Fue una revolución dentro mio y dije "Aleluya".

Volví a cerrar los ojos y no entendía porque me sentía de tal manera. 
A las horas deje de lado todo y te llamé.  Corrí a vos. Y me frenaste a mitad de camino con palabras que no eran muy buenas. Me colgaste el teléfono como todas las veces anteriores y me di cuenta que realmente no lo merecía.

Me vi. Vi a los dos juntos. Nuevamente caminando por la cuerda floja.
Nunca creí que no nos volvería a ver de esta manera,  sino que no pensé ver tal situación. Te alejaste de mi sin importarte como me estaba sintiendo y volvi a plantearme dentro mío: "vamos, vamos no dejes que tal situación vuelva a hacerte de tal manera".
Lo sé.  Lo sé.  Lo sé y no entiendo porque creo tus perdones.
Te cansó la manera arrolladora de dar aprecio que tiene esta topadora incontrolable. Yo.

Creo que hay dos momentos en mi vida que realmente me vi a mi mismo parado frente a todo lo que alguna vez conocí. Y en este momento volví a sentirlo de tal manera.
Todo se frenó.  Mi corazón daba pequeños latidos.  Mi cuerpo se volvía inmóvil.  Veía todo a mi alrededor en cámara lenta. Analizaba que era la vida y que papel tenía la decepción y la tristeza en ella. Comenzaban a caer las primeras lágrimas, y luego,  mi panorama en cámara lenta se borraba a causa de mis ojos llenos de lágrimas.

Debo admitir que solo en dos situaciones de mi vida me sentí de tal manera.  Y lo estaba volviendo a sentir.
Recuerdo como anteriormente creía que eras quien me iba a salvar y hacer saltar hacia tus brazos. Recuerdo el escudo que me dabas para hacerme sentir un soldado ante todo lo malo.  Y ahora... ahora sos vos el motivo por el cual me pongo un escudo para que la manera en la que recibo tu trato, no me dañe.
Fuiste mis mejores dos años. ¿Pero de que sirve eso si estoy todas las noches rezando por un milagro? ¿y qué hay si el milagro es que estemos por siempre juntos?
¿A caso no sentis la energía que elevo al mas alla por los dos? Todo lo que hice es seguirte.  Seguirte y chocar contra todo. Porque sinceramente estuve convencido de que eras mi cura.

Esperaba un llamado. Que digas palabras desde el corazón. Que vuelvas a hacerme sentir seguro.  Porque fuiste mi cura para todos los demonios que veía por las noches.
¿Realmente crees que no puedo hacerte feliz? Pensé que eras mi cura. Pero ahora entiendo que no todo es para siempre.

Ramiro.