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YOU SHOULD'VE KNOWN...

YOU SHOULD'VE KNOWN...

No saber cómo reaccionar

Anoche lloré mucho. Muchísimo como hacía mucho no lo hacía. Era como un fuerte peso en el pecho que no me dejaba respirar lo suficiente y solamente se manifestaba a través de lágrimas. Lágrimas que caían y caían como correntada en su mejor época del año.
Era un dolor enorme sin siquiera permitirme a mi entender muy bien la situación. Sentí millones de sensaciones en cuestión de segundos. Miles de preguntas sin respuestas se me hacían en mi cabeza. Cientos de ecos a mi alrededor que no escuchaba en lo absoluto. Decenas de nombres de personas. Y unos cuantos sentimientos negativos.
Me sentí solo, en la fría oscuridad, sin poder siquiera abrazar a la persona que más amé en mi vida. Sin poder entender muy bien la situación. Sin poder dar mis respuestas.

Ocurrió un embrollo que no estaba anoticiado y se me condenó de hacer algo y, no sólo eso, de ser alguien, que realmente no soy.
En los últimos años de mi vida vi como muchas personas se acercaban a mi con un sentimiento muy confuso. Era una relación de amistad muy intensa y al tiempo, sin dar aviso alguno se desaparecían. Nunca entendí esa recurrente en mi vida pero con el tiempo intenté darle un significado, más que nada para no morir tratando de entender qué estaba sucediendo.
Entendí que las personas cuando se acercaban a mí era con un propósito, tal vez sin saberlo ellas. Tal vez sin mala intención. Pero tenían ese propósito.
El mismo cambiaba con cada una de esas personas, con cada una de esa necesidad que tenían: inseguridad, falta de una buena relación de amistad, un confidente, un modelo guía, salir del closet, etc. Las más variadas necesidades que una persona cuando se está descubriendo a sí mismo, o cuando está atravesando una situación que no es del todo la mejor en su vida.
Siempre me vi a mi mismo como una persona que tuvo el corazón roto muchísimas veces, que se le presentaron millones de escenarios impensados, que conoció a cientos de personas, recorrió varios lugares, perdió muchas veces y se encaró a la vida un millón de veces más. Una persona que conoció personalmente la cruda fría noche, los cálidos días de verano, la lejanía de sus seres más queridos. Tomar su propio destino con la mano y encaminarlo uno mismo sin saber nada al respecto y decirse por sí solo al oído "todo va a estar bien".

Con el tiempo me olvidé de esto y tan sólo pensaba que las personas llegaban a mi vida porque el destino así lo quería, sin planearlo. Pero dentro mío había cambiado tanto, luego de haber visto a ciento de personas que le había confiado y ayudado, verlas marcharse lejos sin darme la oportunidad de dar mi veredicto.
Comencé a creer que tal vez aporté algo bueno a la vida de cada una de aquellas personas y eso me dejaba tranquilo de cierta forma. Yo estaba seguro de ello.

Anoche me topé nuevamente con una de estas situaciones: "perdí" a un amigo por un motivo del cual yo siquiera estaba enterado. Se me juzgó y condenó por algo que no hice intencionalmente. Y no se me dio la posibilidad de defenderme. Me encasillaron sin un chaleco anti balas. Me dejaron en la mitad de la noche y sus últimas palabras simplemente eran "no sos como nosotros".
Y fue justamente eso lo que me enojó, o me hizo mal, ponerme triste. El hecho de sentirme miserable por una situación que nunca quise ser parte. Por no darme siquiera la posibilidad de dar mi veredicto. Por no poder haber sido lo suficiente como para que, en el momento en que se presentó el "problema" o cambio de planes, haberme enterado de lo que estaba sucediendo. Fui el último en enterarme y el más atacado. Por nada.

Tal vez el carácter que me gusta jugar a la larga me termina convirtiendo en culpable de cada una de las cosas que suceden. Tal vez creen que Ramiro es el personaje que juega entre amigos. Tal vez no fueron lo suficientemente inteligentes para conocer al verdadero yo. Tal vez creyeron que podían encasillarme a algo que no soy. Tal vez nunca les importó conocerme. Tal vez sólo estuve en ese lugar para llenar un vacío de otra persona, hasta que alguien más lo ocupó.

Si hay algo que valoro más en mi vida es el tiempo que le dedico a las personas que creo son mis amigos. Y cuando digo valorar, es grande: mucho más que mis relaciones y hasta mi familia en algunos casos.
Pero luego caen estos baldes de agua helada y te hace ver que estabas enfocando tu tiempo y energía en situaciones que nada tenían que ver con vos. Que tal vez esta situación te haga abrir un poco más los ojos respecto de las personas a las cuales les confías tu vida.

"No saber como reaccionar" es esto: ser el último en obtener la información, no poder defenderse ante ataques, no recibir la misma confianza de parte de las demás personas y, sobre todo, no ganar nada con estas relaciones.


Ramiro

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