No sé muy bien qué es lo que me lleva a comenzar a escribir
nuevamente luego de unas vacaciones emocionales que parecían interminables. Tal
vez fue la manera en la cual diferentes mensajes llegaron a mí mismo, o tal vez
sea el sonido que brota desde lejos.
Comencé a creer –últimamente- que hay muchos caminos que
podríamos llegar a elegir en este momento, pero que cada uno que hayamos optado
por tomar es el necesario para poder llegar a encaminarnos en el próximo. Y así
una y otra vez.
Pienso que nos pasamos mucho tiempo de nuestra vida
intentando obtener cosas comunes a todos, y que se logran fácilmente. Pero no
logramos darnos cuenta de lo que realmente vale en esta vida y cómo el tiempo
se va marchando, dejándonos atrás de todo aquello que alguna vez perseguimos y
sin darnos respuesta alguna de por qué las cosas suceden cuando lo hacen. Tal
vez sea un momento en el cual deba establecerme de este complicado sin fin de
emociones que se puede llegar a sentir a los veinte años de edad, pero creo que
estoy dispuesto a comenzar a darle el valor necesario a cada uno de todos esos
hechos que tal vez parecen insignificantes pero son los más gratificantes para
nosotros.
Durante mucho tiempo pensé que las personas tendemos a
intentar –o hacernos creer- que olvidamos por completo todo lo que hicimos en
el pasado, y más cuando terminan mal con
alguna persona. Pero creo que hay momentos y situaciones que realmente quedan
dentro de nuestra memoria por siempre, y nunca se van a ir. Tampoco es algo que
tengamos constantemente en la cabeza, sino que éstas aparecen una y otra vez
cada vez que volvemos al sitio donde ocurrieron… tal vez volvamos con otra
persona, seguramente más cambiados que antes. El cabello más largo, o más
corto, o tal vez sin él. Nuestra ropa es diferente, comenzamos a utilizar un
talle más de calzado y en casa a veces nos espera otra persona. Pero es
imposible no recordar cada uno de esos momentos cuando comienzas a escuchar
esas canciones que solían marcar el ritmo de los besos que ambos se daban, y
cómo las hojas caen en el otoño y luego ambos las pisaban haciendo romper el
silencio que se hacía antes de subir al auto.
¿Recuerdas la primera vez que te besó? ¿Cómo se sintió? Creo
que a veces es más mágico de lo que queremos, y no nos damos cuenta porque
estamos pendientes en todo momento de cosas ajenas a lo que realmente nuestro
corazón necesita. No le damos la importancia que merece ese apretón de manos
durante la película que ambos eligieron está reproduciéndose, o cuando la
lluvia comienza a caer sobre tu cara y aún así un beso llega a tus labios.
Jugar con su pelo mientras están ambos en la cama, y sonreír porque al
despertar todo lo que siempre quisiste tener a tu lado, es real.
Tal vez nos lleve tiempo reconocer que las cosas más
importantes son las que no las buscamos, y que las situaciones que estamos
viviendo tal vez marcarán el principio o el final de algo. Que si te devuelvo
un “te quiero” es porque estoy sintiendo como fuegos artificiales dentro de mi
corazón, y que las estrellas se alinean para deletrear tu nombre por la noche
cuando es tarde y vos me traes de vuelta a casa. ¿Cómo no querer pedirte que te
quedes a dormir conmigo si el frío amerita querer dormir a tu lado, abrazándote
por la espalda por la noche, y dándonos a entender una y otra vez que podemos hacerlo
por más que te mueras de miedo al pensar que tal vez estas arruinándolo todo?
Se siente como libertad, se siente como si cada una de estas
cosas que estamos haciendo las merecemos… y luego creemos que en realidad no
las merecemos en lo absoluto. Porque somos cambiantes, las personas cambian su
mente y creen estar equivocadas todo el tiempo. Y cuando dicen que están en lo
correcto, es justamente ahí cuando más equivocadas están.
La vida tiene millones de distracciones que a veces no nos
permite ser libres como quisiéramos: el trabajo, las responsabilidades, la
distancia, la falta de dinero, los problemas de salud de alguien cercano, o lo
que fuera que esté sucediendo en tu vida.
Muchas veces me propuse vivir en el momento y comenzar a
crear primeras veces muchas veces. Y luego me di cuenta que si sonrío todos los
días sería vivir el momento sin que nada me cueste. Sin perder mi trabajo, sin
dejar de realizar mis responsabilidades, sin tener que viajar tantos
kilómetros, sin tener que gastar ni un centavo, y regalando mi salud a cada
persona que vea esa inmensa sonrisa en la mañana del jueves. Tal vez vivir en
el momento sea más fácil, obtener cada pedazo de mi corazón… cada pedazo de mi
alma y vivir el momento como si fuera el primero y último. Construir un
cimiento de felicidad porque de eso se trata la vida: abrazar a la persona que
queres, decirle cuánto extrañas a tu familia si está lejos, darle abrazos
virtuales a tu amor al a distancia, escuchar tu canción favorita y compartirla
en Facebook, visitar inesperadamente a tu amigo que tienes abandonado, correr
todos los días sin rumbo alguno, y dejar que la música te ayude a dormirte por
la noche.
Me gustaría viajar lejos, conocer gente nueva, sostenerte la
mano antes de saltar un charco de agua, dormirme en tu hombro durante el viaje
de ida, sacarte fotos en todo momento para luego recordarlas una y otra vez, escribirte
amor hasta memorizarte, regalarte noches contando estrellas y correr deprisa
hacia donde se está yendo el sol sosteniendo un barrilete y verlo hacer
piruetas porque el viento juega con él. Recordarte cada una de las promesas que
nos hicimos la primera vez que nos vimos, y darte amor hasta hacerte dormir.
Leerte todas las noches tu libro favorito, mirar tus series favoritas una y
otra vez para creer que podemos llegar a besarnos al final. Alimentarnos a base
de chocolate y besos compartidos, sumarme en la ducha mientras estas tomando tu
baño matutino, dejarte un corazón en tu agenda diaria, y recordarte cada noche
que a la mañana vas a recibir un beso de “buenos días”.
Porque no hay palabras para describir esto, pero lo único
que puedo decirte es que no quisiera dejar de intentarlo una y otra vez que
esto puede ser real porque tal vez cuando deje de hacerlo, es justamente ahí,
cuando sea real. Y tal vez tengamos que aprender a mantenernos a pesar de las
peleas, y tal vez no tengamos el dinero para hacer cada una de las cosas que
soñamos, y tal vez no podamos obtener nada de todo eso que soñamos de chicos…
tal vez nuestra casa no sea lo suficientemente grande para que nuestros dos
hijos jueguen a las corridas con el perro que quiero tener, pero lo que puedo
asegurarte que interesa es que se mantenga nuestro amor.
Una copa de vino en cada cena, me cuentas acerca de tu día
en el trabajo y me decís que queres
“dejarlo todo” y yo sólo te pido que lo pienses bien. Porque tal vez no
es la mejor manera de solucionar los obstáculos, alejarnos de ellos. Y porque
la noche se hizo para decir cosas que no podríamos decir por la mañana, y el
reflejo de la luz hace que te vea tus lágrimas por dentro de tus hermosos ojos.
Estas cansado, y necesitas un abrazo. Y yo necesito que estés bien para
mantenerme en órbita y poder seguir construyendo todo lo anteriormente
relatado.
Porque puede ser que esté lejos el lugar donde quiero que
lleguemos, pero definitivamente tengo la ilusión de que vamos a llegar y vamos
a poder hacer saltos en el agua y luego desnudarnos y hacernos el amor en la
arena con la luz del sol alumbrando nuestros cuerpos como si fueran flashes de cámaras.
Luego una nube tapa el cielo y comienza una lluvia torrencial que nos hace reír
y besarnos bajo la misma. Y tus labios están mojados, mi ropa está mojada, tu
cuerpo está mojado, ambos estamos desnudos y vos tu corazón sigue latiendo como
fuegos artificiales como la primera vez que nos abrazamos.
Pueden ocurrir millones de momentos entre el momento previo
a que nos conocimos, pero puedo asegurarte que va a ser más fuerte el momento
en el cual mantuvimos nuestro primer contacto visual, y cómo todo se nos
escapaba de las manos sin siquiera darnos cuenta al respecto. No lo olvides,
déjalo tatuado en tu mente como si la tinta fuera hecha por ti misma piel, y
como todo se va a ir recuperando de tus oscuros pensamientos de que no podrías
llegar a conocer el verdadero amor… eso te va a demostrar que, como dije
anteriormente, a la larga siempre estamos equivocados con todo. Y la verdadera
razón de todo es porque necesitamos encontrar el amor justo en el momento en
que todo está en su peor momento y estamos a punto de desistir. Diremos que
dejaremos de intentarlo y lloraremos hasta dormirnos. A la mañana siguiente
todo va a cambiar, y ahí voy a estar yo para recordarte una y otra vez que esta
promesa no tiene fin.
Mientras tanto voy a estar revoloteando de aquí para allá,
equivocándome como el humano que soy, y sintiendo exactamente lo mismo que vos.
Querer desistir hasta encontrarte, encontrarnos, y darnos cuenta de que
exactamente eso era lo que necesitábamos. No puedo precisarte cuantas veces
debemos equivocarnos para encontrarnos, pero te puedo asegurar que lo vamos a
hacer y luego todo va a cambiar. Lo prometo, nuevamente.
Ramiro.
2 comentarios:
Me encanto cada palabra que escribiste.
Hola, Daniela! Muchas gracias por tomarte el tiempo y comentar. Es muy lindo poder compartir lo que uno siente y sentir que alguien al menos se toma su tiempo para leerlo, y más para comentar. Nos estamos leyendo!!!
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